Esta noche tengo una cita con mi hijo de 18 años. Nos reunimos cada lunes por la noche desde que entró a la preparatoria, a menos que me encuentre de viaje. Se trata de nuestro momento para platicar, reír, desahogarnos, etcétera. Nuestras conversaciones han evolucionado de su boleta de calificaciones a sus planes para el futuro. Sin embargo, nuestra cita esta noche es diferente: es la última vez que estaremos juntos de esta manera antes de que se vaya a una universidad del otro lado del país.
Para ser honesto, no me di cuenta de que el momento de decirle adiós había llegado. Estoy muy orgulloso de sus logros y sé que tiene un futuro brillante. No obstante, me está costando trabajo aceptar que se va de casa y eso me ha llevado a reflexionar en los últimos 18 años y en cómo aproveché mi tiempo con mi hijo.
Aquí hay cinco lecciones que aprendí como mamá y emprendedora:
1. Establece tiempo para tus hijos
Como personas de negocios, agendamos juntas y reuniones de trabajo todos los días. Puede sonar simple, pero puede ser muy complicado apartar tiempo para estar con la familia. Tienes que seleccionar un momento especial cada día para involucrarte en la vida de tus hijos y darle prioridad.
Para mí, era muy importante asistir a las presentaciones de mis hijos durante la primaria y solía llevarlos al colegio personalmente hasta que entraron a la preparatoria. Esas conversaciones en el auto eran momentos sagrados para mí.
2. Comprométete a una cosa, no a todo
Muchos padres que conozco, especialmente las mamás, se estresan pensando en todas las cosas que creen que deberían hacer para sus hijos. Eso puede significar esperar a tus pequeños con una charola de galletas caseras, hacer disfraces de Halloween a mano o ir a cada juego.
Pero nuestras vidas son muy diferentes a las que tuvieron nuestros padres, por lo que tratar de vivir bajo ese patrón es imposible. En mi caso, me comprometí a hacer un álbum familiar cada año con las fotografías más importantes de nuestra casa. Mi hijo los adora y de hecho se los va a llevar a la universidad.
3. Deja abiertas las líneas de comunicación
De eso se trataban nuestras citas los lunes. Conforme mi hijo se fue haciendo mayor y buscó más independencia, se me dificultaba más tener una conexión con él.
No solo es importante tener el tiempo para buscar a nuestros hijos, hay que tener una forma de acercamiento correcta. Por ejemplo, yo tenía que resistirme a hacer cientos de preguntas a mi hijo en una sola noche, ¡ningún preparatoriano quiere un interrogatorio! Por el contrario, simplemente le compartía lo que pasaba en mi vida y trataba de celebrar su arduo trabajo.
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4. Abraza tu vida laboral
Existe el término popular “equilibrio de vida y trabajo” que implica que siempre se puede tener un balance entre tu papel de padre y tu labor profesional. Sin embargo, esto simplemente no es realista. Es más correcto decir “integración vida – trabajo”. Sí, es posible que tengas que salir más temprano de la oficina para llegar un recital de tus hijos, pero también puede que tomes una llamada de negocios a las 9:00 de la noche. Hay maneras de tener una buena vida familiar y laboral si te comprometes a dedicarte al 100 por ciento a lo que estés haciendo y si eres flexible.
5. No olvides, tú también estás creciendo
Es fácil olvidar las necesidades propias cuando se está atrapado en la locura que es la vida personal y profesional. Tus hijos no son los únicos que deben crecer así que no debes dejar de desarrollarte. Recuerda luchar por tus objetivos, enfocarte en tus metas y prepararte todo lo que puedas.
Puedes hacer una lista de tus propósitos a principio de año y volverla a revisar durante el regreso a clases en agosto para ver cómo has avanzado. Por ejemplo, en mi lista de este año tenía enfocarme en preparar a mi hijo para la universidad (hecho), hacer más ejercicio (correr) y aprender una nueva plataforma digital (estoy avanzando con la paquetería de Adobe).
Nunca me he arrepentido del tiempo que le dediqué a mi hijo ni de los sacrificios que hice por él, sin embargo, puedo afirmar que ser una madre emprendedora fortaleció muchos aspectos de mi vida.
El trabajo duro, saber priorizar y ser flexible con mis tiempos me permitieron tener mi negocio y educar a mi hijo al mismo tiempo. Y mi pequeño (ahora un joven adulto) sabe cuál es el valor de trabajo arduo porque siempre lo vio en su casa.
Tu inversión es el comienzo de su futuro.
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